12 de octubre de 2010

EL BARRANCO DE LA MOSQUERA (09.09.2010)

A escasa distancia de la población de Azuebar, por la CV-230 , nos desviamos por un camino vecinal esfaltado hacia el barrando de la Falaguera, en pleno Parque de la Sierra de Espadán
Llegamos hasta su final en donde aparcamos los coches e iniciamos nuestra particular marcha por el caminio de tierra, que nos llevará por medio de una tupida vegetación hasta la Masia de la Mosquera, ahora abandonada, y en antaño centro neurálgico de la Sierra de Espán como centro económico de primer orden gracias a la explotación del corcho de sus 15.000 alcornocales, en casi 2100 hanegadas (datos feflejados en la escritura de compra hacia mitad del siglo XIX.)
También es denominado el Barranco de la Mosquera o el Valle de la Mosquera, o símplemente "La Mosquera".
La que fúe una explotación agrícola de primer orden, está hubicada en los términos de Almedijar y Azuebar, y en su porte oeste a escasos metros hay un desvio que nos llevará directamente a la CV-220 a escasos kilómetros de ésta primera población.
Es una lástima el ver la edificación abandonada de una casa señorial, al libre albedrío de los visitantes, y si no se toman las medidas oportunas pronto pasará a ser ruinas, ya que se encuentra en una estado lamentable, aún perdurando su recia arquitectura y pinturas de lo que representó, en su pleno explendor.
La vegetación con un bosque denso de alcornocales, con un clima húmedo, por encontrarse en una zona privelegiada en donde se crea un microclima característico a consecuéncia de los montañas que la rodean y las grandes precipitaciones que baña sus suelos, que junto a los helechos, brezos, jaras y los pinos rodeno, cobijan gran cantidad de fauna, viendo a lo alto, una ave rapaz que sobrevola nuestro caminar.
Dejamos a nuestras espaldas la masia y continuamos la ruta primeramente por el camino hasta su finalización y posteriormente una senda que os levó por una pronunciane pendiente a la cima de la montaña.
Desde alí vimos el pico del Carrascal de 881 m. a donde nos dirigimos para subir su parte más alta, allí enmedio de un fondoso bosque de carrascas, comimos un poco para tomar fuerzas.
Desde el punto geodésido, pudimos observar el Palancia, con sus poblaciones más emblemáticas , las montañas que lo rodean y a lo lejos, en el este, el mar.
Preciosa vista para recordar.
Fué una sorpresa para mí el observar en su cima, los restos del paso de nuestra Guerra Civil, con sus trincheras y demás edificaciones, que tuvieron una gran importancia entre 1938 y 1939 gran poder estratégico como zona clave, de la Batalla de Levante.

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