Mi amigo Ernesto y yo nos hemos trazado desarrollar hoy una buena y dura ruta de las muchas existentes en la cercana población de Fondeguilla o Alfondeguilla para otros, el travesar el Barranco de las Viñas en plena Sierra de Espadán, para subir al Cerro de la Nevera (855 m) y luego bajar. Cerca de 13 km, y un tiempo estimado de unas cinco horas, incluyendo la parada para reponer fuerzas.
Para mi tiene un especial valor, ya que es uno de los puntos en donde se dice que es el nacimiento del rio Belcaire.
Una de las muchas cosas que me llamó la atención fue subiendo a dicho cerro que las piedras estaban negra, ya ante mi ignorancia en el tema le pregunté si era por consecuencia de algún incendio, contestándome que era por la humedad existente.
El cerro es imponente siendo su cota máxima de 855 m. , sendas para llegar a su cima tenemos dos una a la izquierda que sube directo y otra a la derecha que va en busca del la pista que nos llevará cerca de la Nevera.Durante nuestra ascensión pudimos ver algunas pedreras, que llaman la atención al pasar cera o por encima de ellas.
Uno de los objetivos era ver un horno de tantos existentes y que daban trabajo a algunos de sus habitantes, con la explotación de Cinabrio para sacar mercurio, (La ruta del mercurio)
Las diferentes pedreras que pudimos pasar imponen durante el trayecto realizado.
Cuando llegamos a la pista existente que nos llevará a la Nevera, no sin antes ganarsselo subiendo una prolongada subida, teniendo a nuestro lado una trinchera y una vez en su cima, poder ver en toda su extensión el imponente barrando de las Viñas y a lo lejos la costa y en medio las montañas que rodean a la Vall d'Uixó, y por supuesto ahi en frente tendremos al Castillo de Castro, al otro lado de barranco, con toda su historia incrustada en las paredes que no quieren sucumbir al paso del tiempo
La Nevera de Fondeguilla a una altitud de 815 m. y restaurada en el año 1995 nos podemos hacer la idea de como vivían aquellas gentes y que hacían para mantener el hielo para el resto del año.
No llegamos a subir a la altura de las antenas, que que nada más pasar el punto geodésico, nos desplazamos a la izquierda para tomar el camina de vuelta, no sin antes observar las diferentes trincheras y fortificaciones aun existentes de la Guerra Civil 77 años después de su finalización.
Cuando íbamos caminando por sus sendas, se pueden ver diferentes restos de metralla, de las bombas que impactaron en sus posesiones republicanas.
Debemos recordar que fue la línea del frente de la guerra, siendo un lugar estratégico republicano para frenar el avance del ejército de Franco.
Bajando y a nuestra derecha podemos observar una vieja mina abandonada, por supuesto entramos en su interior con sendas linternas, y ver al final el peligro que conlleva.
Una advertencia, nunca entrar solo y sin una linterna
Bajando por una descendiente y dificultosa senda, en donde debíamos utilizar el bastón para apoyarnos, pudimos observar al fondo a sus 655 m el Castillo de Casto, o lo que queda de él, que en las diferentes contiendas existentes en dicho lugar, ha sido sido destruido.
Cuando estábamos bajando nos paramos un momento y mi amigo Ernesto Zarzoso, me explicó el trayecto que habíamos hecho, y entonces te preguntas ¿y ahí hemos subido?
Ya en el camino final al lado de nuestra izquierda se encuentra un gran alcornoque, vestigio del pasado en cuando lo lugareños utilizaban todos los recursos que la naturaleza les daban el corcho, un alcornoque que para cogerlo necesitas a dos personar para rodear su tronco.
Como siempre una reflexión final, aún creo podemos dar gracias de tener los bosques que tenemos, ya que no existe ningún mantenimiento, sus laderas repletos de matorral, pendientes de una chispa para dar fin a aquello que la naturaleza le ha costado tantos años de crear.
Nuestra marcha reflejada en el Sports Tracker.
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