Ya se ha hecho costumbre, al finalizar el Curso a finales del mes de junio y a principios de septiembre, para dar la bienvenida al nuevo Curso, un grupo de profesores del I.E.S. HONORI GARCIA , de la Vall d’Uixó, todos amantes de la naturaleza y algunos de ellos expertos senderistas, realizamos una singular ruta para conocer parte de los extraordinarios parajes de nuestra provincia.
Era un veintinueve de junio, a las ocho de la mañana quedamos en vernos en la población de El Toro, ya que nuestra peculiar ruta este año es recorrer el nacimiento del río Palancia, desde Bejís a El Toro, concretamente en el “Hotel los Sabriles”, en donde habíamos reservado con antelación la comida para las dos de la tarde.
La logística es importante, ya que íbamos a realizar un largo recorrido, un firme irregular y con algunas dificultades que podrían ser casi una pequeña aventura para nosotros.
Dejamos un vehículo a unos seis kilómetros en la carretera de El Toro en dirección a lo que fue la base militar “Las Saladas/Maricas”, ya que era nuestra intención llegar allí por el lecho del río y por el barranco que nos llevará directamente desde el nacimiento, unos kilómetros más abajo.
Con los otros dos vehículos nos desplazamos a Bejís, por una carretera local, bien asfaltada, ya que ha sido utilizada por la empresa que está construyendo todas las instalaciones del parque de los generadores eólicos que han proliferado de gran manera en la zona, aprovechando las ráfagas del viento características de estas latitudes.
A unos diez kilómetros se encuentra la bellísima población de Bejís, famosa por sus aguas, sus fuentes y paisajes: desde la lejanía nos da la bienvenida su derruido castillo, restos de lo que fue una importante plaza en la comarca, pasamos por las afueras de la población, al salir vimos el recién rehabilitado acueducto romano, a unos tres kilómetros y medio en dirección a la fuente de Los Cloticos, una vez pasada la planta embotelladora, nos detuvimos y aparcamos nuestro vehículos en la zona habilitada al efecto como zona recreativa para tomar un merecido descanso y disfrutar de la naturaleza. Desde allí podemos observar al frente “las Peñas de Amador” con su vegetación abundante, con una belleza singular, con unos parajes cada vez más silvestres por no continuar cultivándolos como se hacía antaño, a lo lejos y un poco más separado se encuentra el cámping.
Nos dirigimos durante casi dos kilómetros por un camino o pista forestal hacia Peñaescabia, un poco más adelante vemos la indicación a El Toro 8 Km, observamos que se ha creado una zona de microrreserva y a continuación observamos la señalización de los PREV 275 Nacimento del Palancia y el 273 Barranco del resinero.
Continuamos nuestra peculiar excursión hacia el nacimiento del Palancia que ya conocíamos por haber estado el año anterior, pero por eso lo hacía más apetecible, porque sabíamos de una parte lo que íbamos a ver, y por otra, la aventura de lo desconocido y deseado al mismo tiempo, conocer lo que otros compañeros nos habían dicho o habíamos leído, algo del extraordinario, insólito, espectacular y al mismo tiempo hermoso entorno orográfico.
Rápidamente nos encontramos con el cauce del Palancia, con muy poco caudal con sus aguas limpias y cristalina, en donde nos apetecía refrescarnos y agradecer su frescor.
Por encima de unas piedras y con un tronco situado estratégicamente, pasamos sin casi mojarnos las botas; a partir de aquí y durante una prolongada trayectoria y hasta su nacimiento, su sonido por las diferentes cascadas y desniveles será nuestro fiel compañero.
Durante casi media hora caminamos no sin dificultades por la ribera con su abundante vegetación de helechos y musgos entre otras, con la vigilancia de los chopos, cipreses, madroños y carrascas.
El camino no fue fácil, ya que continuamente teníamos que saltear las dificultades del río y su vegetación para hacernos paso, pero al final estaba el premio, ya veíamos sus recias paredes que al principio parece que no tengan salida, estábamos rodeados de vegetación de recios y empinados peñascos, y el río nos mostraba el camino a su nacimiento.
Por fin después de saltear su cauce llegamos al nacimiento, parece mentira, de la base de una peña en su margen izquierdo según nosotros lo vemos, nace de una fuente con un caño de agua pura; su sonido se hace música, acompañada de los cantos de los pájaros, es maravillo, tenemos enfrente su nacimiento, su origen, fuente de vida.
Era un veintinueve de junio, a las ocho de la mañana quedamos en vernos en la población de El Toro, ya que nuestra peculiar ruta este año es recorrer el nacimiento del río Palancia, desde Bejís a El Toro, concretamente en el “Hotel los Sabriles”, en donde habíamos reservado con antelación la comida para las dos de la tarde.
La logística es importante, ya que íbamos a realizar un largo recorrido, un firme irregular y con algunas dificultades que podrían ser casi una pequeña aventura para nosotros.
Dejamos un vehículo a unos seis kilómetros en la carretera de El Toro en dirección a lo que fue la base militar “Las Saladas/Maricas”, ya que era nuestra intención llegar allí por el lecho del río y por el barranco que nos llevará directamente desde el nacimiento, unos kilómetros más abajo.
Con los otros dos vehículos nos desplazamos a Bejís, por una carretera local, bien asfaltada, ya que ha sido utilizada por la empresa que está construyendo todas las instalaciones del parque de los generadores eólicos que han proliferado de gran manera en la zona, aprovechando las ráfagas del viento características de estas latitudes.
A unos diez kilómetros se encuentra la bellísima población de Bejís, famosa por sus aguas, sus fuentes y paisajes: desde la lejanía nos da la bienvenida su derruido castillo, restos de lo que fue una importante plaza en la comarca, pasamos por las afueras de la población, al salir vimos el recién rehabilitado acueducto romano, a unos tres kilómetros y medio en dirección a la fuente de Los Cloticos, una vez pasada la planta embotelladora, nos detuvimos y aparcamos nuestro vehículos en la zona habilitada al efecto como zona recreativa para tomar un merecido descanso y disfrutar de la naturaleza. Desde allí podemos observar al frente “las Peñas de Amador” con su vegetación abundante, con una belleza singular, con unos parajes cada vez más silvestres por no continuar cultivándolos como se hacía antaño, a lo lejos y un poco más separado se encuentra el cámping.
Nos dirigimos durante casi dos kilómetros por un camino o pista forestal hacia Peñaescabia, un poco más adelante vemos la indicación a El Toro 8 Km, observamos que se ha creado una zona de microrreserva y a continuación observamos la señalización de los PREV 275 Nacimento del Palancia y el 273 Barranco del resinero.
Continuamos nuestra peculiar excursión hacia el nacimiento del Palancia que ya conocíamos por haber estado el año anterior, pero por eso lo hacía más apetecible, porque sabíamos de una parte lo que íbamos a ver, y por otra, la aventura de lo desconocido y deseado al mismo tiempo, conocer lo que otros compañeros nos habían dicho o habíamos leído, algo del extraordinario, insólito, espectacular y al mismo tiempo hermoso entorno orográfico.
Rápidamente nos encontramos con el cauce del Palancia, con muy poco caudal con sus aguas limpias y cristalina, en donde nos apetecía refrescarnos y agradecer su frescor.
Por encima de unas piedras y con un tronco situado estratégicamente, pasamos sin casi mojarnos las botas; a partir de aquí y durante una prolongada trayectoria y hasta su nacimiento, su sonido por las diferentes cascadas y desniveles será nuestro fiel compañero.
Durante casi media hora caminamos no sin dificultades por la ribera con su abundante vegetación de helechos y musgos entre otras, con la vigilancia de los chopos, cipreses, madroños y carrascas.
El camino no fue fácil, ya que continuamente teníamos que saltear las dificultades del río y su vegetación para hacernos paso, pero al final estaba el premio, ya veíamos sus recias paredes que al principio parece que no tengan salida, estábamos rodeados de vegetación de recios y empinados peñascos, y el río nos mostraba el camino a su nacimiento.
Por fin después de saltear su cauce llegamos al nacimiento, parece mentira, de la base de una peña en su margen izquierdo según nosotros lo vemos, nace de una fuente con un caño de agua pura; su sonido se hace música, acompañada de los cantos de los pájaros, es maravillo, tenemos enfrente su nacimiento, su origen, fuente de vida.