Iniciamos hoy la marcha desde de la “Plaça el Plà”, como si la estatua del rey Jaume I, nos tuviese que dar permiso, para realizar la marcha de hoy, a la cual voy a denominar “contrastes”,
Subimos por las estrechas calles de la zona más vieja y emblemática de nuestra población, calle “Cami la Mar” con la esquina de “San José”, son las calles más estrechas y bonitas de Moncofa, calles adyacentes a la iglesia de nuestra población, a la cual veremos un lateral y en el fondo su erguido y suntuoso campanario, es el casco antiguo.
Es muy gratificante y hermoso el poder caminar por dichas callejuelas, en donde el sol se esconde para no molestar, por sus sombras en verano corre el fresco, cosa que se agradece muchísimo, pero lo bonito son las plantas lo decoran, en donde podremos ver durante todo el año toda clase de su hermosas flores, y principalmente una gran variedad de geranios.
Seguimos nuestro paseo por la calle “Major” en dirección a la calle San Pascual, en el cruce con la calle “Trinitat”, veremos a la izquierda parte de la antigua muralla que protegía en su día a nuestra población, si entramos en la panadería que hay en la misma esquina, veremos la parte del cimiento de la antigua muralla que daba justamente en este lugar el paso a quienes querían entrar por la puerta norte del recinto amurallado.
Continuaremos pasearemos por la calle más ancha de la población, la calle San Pascual, y llegaremos a la calle “Escorxador”, antiguo barranco, lugar natural de desagüe del pueblo cuando llueve bastante. Hace ya bastantes años, se anuló el “barranquet” y se construyó una carretera, aunque en la parte inferior se encuentra una canalización que va hasta la acequia del camino del “Marjals Noves”.
Giramos a la derecha en dirección al matadero “escorxador” que se encontraba en la esquina entre esta calle y la de San Pedro, dejaremos el pueblo a nuestra espalda y nos desplazamos hacia nuestra izquierda por el camino “Ratjadell”, hasta el camino de la “Ratlla”, donde se delimitan los términos municipales de Moncofa y Nules.
Al inicio de dicho camino entramos ya en la zona agrícola, que hasta hace unos años ha sido la base económica de nuestra población. Nuestras tierras han producido toda clase de frutas y verduras, que han sido admiradas, apreciadas y bien cotizadas en todos los mercados.
Han sido famosas las coliflores, los melones, sandias, tomates y judias pero no hace muchos años se introdujo la naranja que daba mejores rendimientos y menos trabajo, y se fue trasformando nuestro término primero en perales, luego al melocotones, y al final se impusieron los cítricos, que dio muchísimo trabajo a la población en sus diferentes labores.
Podremos ver campos sembrados de toda clase de hortalizas y legumbres, de ésta época, habas, cebollas, patatas, hasta en algún campo vallado podremos ver fresas. Digo campo vallado, porque no tienen más remedio el propietario que gastarse un poco más de dinero para proteger lo sembrado, normalmente para consumo personal, ya que los amigos de lo ajeno, se encargan en muchas ocasiones de anticiparle su recolección, con el consiguiente enfado que se produce estos casos.
También veremos la gran cantidad de huertos con naranjos, si somos un poco curiosos podremos observar que la mayoría son la variedad de la mandarina, aunque también podremos observar otras variedades, como la naranja, cada una de ellas en sus diferentes variedades, también podemos prestar atención, que en algunos campos se están injertado en los arboles de la que antaño era la madre de la mandarina, la Nulera (clementina de Nules), hoy por una sobre-producción, (ya que hay huertos plantados hasta los picos de las montañas), estamos en una época de “vacas flacas”, lo que hace unos pocos años era la panacea, que creíamos que nunca jamás podría fracasar, hoy gracias a la especulación del suelo y las grandes trasformaciones hechas arbitrariamente y sin control, en lugares en donde ni se imaginaba que podían existir naranjos, y hoy los vemos.
Por el lado de camino a nuestra izquierda nos acompaña la acequia del Ratjadell, que va a parar a una canalización del camino de la “Ratlla”, también podemos observar ciertos campos los rastrojos de los naranjos originado por la poda de dichos árboles, también podremos ver algo más preocupante, al progresivo y cada vez más constante abandono de los campos, en todos los órdenes, tanto en las hortalizas, frutales y en los cítricos, vemos los naranjos abandonados, los campos llenos de malas hierbas, los árboles medio secos e incluso la maleza más alta incluso que los árboles, lo que en otro tiempo eran unos hermosos campos y unas rentables explotaciones agrícolas.
Para nuestro término municipal, está mal igual que muchos de nuestra comarca, no solo por la cacareada crisis económica, para los agricultores la crisis ya viene de lejos, desde que no se saca bastante de nuestras tierras para por lo menos poder subsistir y reponer los gastos ocasionados, y al final, pensando que en el “año que viene será mejor”, el agricultor, ya se lo ha pensado en más de una ocasión, y opta por el abandono progresivo de sus explotaciones, “para que tengo que trabajar, sino gano nada, todo se lo llevan los mismos, los intermediarios”.
Podremos caminar y observaremos que en todos los campos hay unas gomas negras, y de vez en cuando unas casetas, con una antena, es la tecnología, que a inicios del año 2000 nos llegó forzada por la administración autonómica, por eso de ahorrar el consumo de agua, se ha tenido que sustituir los regueros tradicionales, que daban cauce al agua que regábamos nuestros campos por el sistema a manta, (primero gracias al agua sustraída por las norias, y luego por los pozos), al “riego por goteo”, que ha transformado el sistema de riego en todo nuestro entorno, y gracias a él, pienso, ha sido la “ruina de la plana”.
Llegamos al “cami de la Ratlla” y nos dirigimos al éste en busca del mar, veremos la acequia llena de agua, y dejaremos el Moncofa agrícola y nos dirigimos a la playa, en donde la construcción encolerizada ha originado una gran expansión de la misma, y nos enfrentamos con la cruda realidad de nuestra historia, de la agricultura a nuestra derecha, al turismo, una transformación que nos ha venido impuesta por la bonanza económica y social existente en nuestro país en estos últimos años, a la derecha del camino y separando los cítricos, hay un cortaviento de cipreses, de unos tres o cuatro metros de altura, plantados en su día para evitar los daños que produce el viento a los naranjos allí existentes.
Durante la época estival es un lugar muy transitado para pasear los residentes que se desplazan a nuestra playa, ya que es muy seguro, amplio y está bien señalizado, podemos desplazarnos en línea recta unos kilómetros más arriba hasta la autopista, y luego volver, aunque hay mucha gente que llega al Plà y luego vuelve a la playa por la Avda. Avelí Corma.
Llegamos al cruce con el camino de les “Marjals Noves”, lo primero que vemos es la acequia llena de agua, por las filtraciones del terreno, a nuestra derecha podremos ver la existencia de un camping y un complejo turístico de ocio del agua y a ambos lados unos campos abandonados, solo llena de malas hierbas e inundada de agua, el carrizo “senill” se expande y llega a ser el propietario de las tierras antes de cultivo y al fondo a al sur-este, la Playa de Moncofa.
Subimos por las estrechas calles de la zona más vieja y emblemática de nuestra población, calle “Cami la Mar” con la esquina de “San José”, son las calles más estrechas y bonitas de Moncofa, calles adyacentes a la iglesia de nuestra población, a la cual veremos un lateral y en el fondo su erguido y suntuoso campanario, es el casco antiguo.
Es muy gratificante y hermoso el poder caminar por dichas callejuelas, en donde el sol se esconde para no molestar, por sus sombras en verano corre el fresco, cosa que se agradece muchísimo, pero lo bonito son las plantas lo decoran, en donde podremos ver durante todo el año toda clase de su hermosas flores, y principalmente una gran variedad de geranios.
Seguimos nuestro paseo por la calle “Major” en dirección a la calle San Pascual, en el cruce con la calle “Trinitat”, veremos a la izquierda parte de la antigua muralla que protegía en su día a nuestra población, si entramos en la panadería que hay en la misma esquina, veremos la parte del cimiento de la antigua muralla que daba justamente en este lugar el paso a quienes querían entrar por la puerta norte del recinto amurallado.
Continuaremos pasearemos por la calle más ancha de la población, la calle San Pascual, y llegaremos a la calle “Escorxador”, antiguo barranco, lugar natural de desagüe del pueblo cuando llueve bastante. Hace ya bastantes años, se anuló el “barranquet” y se construyó una carretera, aunque en la parte inferior se encuentra una canalización que va hasta la acequia del camino del “Marjals Noves”.
Giramos a la derecha en dirección al matadero “escorxador” que se encontraba en la esquina entre esta calle y la de San Pedro, dejaremos el pueblo a nuestra espalda y nos desplazamos hacia nuestra izquierda por el camino “Ratjadell”, hasta el camino de la “Ratlla”, donde se delimitan los términos municipales de Moncofa y Nules.
Al inicio de dicho camino entramos ya en la zona agrícola, que hasta hace unos años ha sido la base económica de nuestra población. Nuestras tierras han producido toda clase de frutas y verduras, que han sido admiradas, apreciadas y bien cotizadas en todos los mercados.
Han sido famosas las coliflores, los melones, sandias, tomates y judias pero no hace muchos años se introdujo la naranja que daba mejores rendimientos y menos trabajo, y se fue trasformando nuestro término primero en perales, luego al melocotones, y al final se impusieron los cítricos, que dio muchísimo trabajo a la población en sus diferentes labores.
Podremos ver campos sembrados de toda clase de hortalizas y legumbres, de ésta época, habas, cebollas, patatas, hasta en algún campo vallado podremos ver fresas. Digo campo vallado, porque no tienen más remedio el propietario que gastarse un poco más de dinero para proteger lo sembrado, normalmente para consumo personal, ya que los amigos de lo ajeno, se encargan en muchas ocasiones de anticiparle su recolección, con el consiguiente enfado que se produce estos casos.
También veremos la gran cantidad de huertos con naranjos, si somos un poco curiosos podremos observar que la mayoría son la variedad de la mandarina, aunque también podremos observar otras variedades, como la naranja, cada una de ellas en sus diferentes variedades, también podemos prestar atención, que en algunos campos se están injertado en los arboles de la que antaño era la madre de la mandarina, la Nulera (clementina de Nules), hoy por una sobre-producción, (ya que hay huertos plantados hasta los picos de las montañas), estamos en una época de “vacas flacas”, lo que hace unos pocos años era la panacea, que creíamos que nunca jamás podría fracasar, hoy gracias a la especulación del suelo y las grandes trasformaciones hechas arbitrariamente y sin control, en lugares en donde ni se imaginaba que podían existir naranjos, y hoy los vemos.
Por el lado de camino a nuestra izquierda nos acompaña la acequia del Ratjadell, que va a parar a una canalización del camino de la “Ratlla”, también podemos observar ciertos campos los rastrojos de los naranjos originado por la poda de dichos árboles, también podremos ver algo más preocupante, al progresivo y cada vez más constante abandono de los campos, en todos los órdenes, tanto en las hortalizas, frutales y en los cítricos, vemos los naranjos abandonados, los campos llenos de malas hierbas, los árboles medio secos e incluso la maleza más alta incluso que los árboles, lo que en otro tiempo eran unos hermosos campos y unas rentables explotaciones agrícolas.
Para nuestro término municipal, está mal igual que muchos de nuestra comarca, no solo por la cacareada crisis económica, para los agricultores la crisis ya viene de lejos, desde que no se saca bastante de nuestras tierras para por lo menos poder subsistir y reponer los gastos ocasionados, y al final, pensando que en el “año que viene será mejor”, el agricultor, ya se lo ha pensado en más de una ocasión, y opta por el abandono progresivo de sus explotaciones, “para que tengo que trabajar, sino gano nada, todo se lo llevan los mismos, los intermediarios”.
Podremos caminar y observaremos que en todos los campos hay unas gomas negras, y de vez en cuando unas casetas, con una antena, es la tecnología, que a inicios del año 2000 nos llegó forzada por la administración autonómica, por eso de ahorrar el consumo de agua, se ha tenido que sustituir los regueros tradicionales, que daban cauce al agua que regábamos nuestros campos por el sistema a manta, (primero gracias al agua sustraída por las norias, y luego por los pozos), al “riego por goteo”, que ha transformado el sistema de riego en todo nuestro entorno, y gracias a él, pienso, ha sido la “ruina de la plana”.
Llegamos al “cami de la Ratlla” y nos dirigimos al éste en busca del mar, veremos la acequia llena de agua, y dejaremos el Moncofa agrícola y nos dirigimos a la playa, en donde la construcción encolerizada ha originado una gran expansión de la misma, y nos enfrentamos con la cruda realidad de nuestra historia, de la agricultura a nuestra derecha, al turismo, una transformación que nos ha venido impuesta por la bonanza económica y social existente en nuestro país en estos últimos años, a la derecha del camino y separando los cítricos, hay un cortaviento de cipreses, de unos tres o cuatro metros de altura, plantados en su día para evitar los daños que produce el viento a los naranjos allí existentes.
Durante la época estival es un lugar muy transitado para pasear los residentes que se desplazan a nuestra playa, ya que es muy seguro, amplio y está bien señalizado, podemos desplazarnos en línea recta unos kilómetros más arriba hasta la autopista, y luego volver, aunque hay mucha gente que llega al Plà y luego vuelve a la playa por la Avda. Avelí Corma.
Llegamos al cruce con el camino de les “Marjals Noves”, lo primero que vemos es la acequia llena de agua, por las filtraciones del terreno, a nuestra derecha podremos ver la existencia de un camping y un complejo turístico de ocio del agua y a ambos lados unos campos abandonados, solo llena de malas hierbas e inundada de agua, el carrizo “senill” se expande y llega a ser el propietario de las tierras antes de cultivo y al fondo a al sur-este, la Playa de Moncofa.
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