16 de diciembre de 2009

DESPUÉS DE LA TEMPESTAT, LLEGA LA CALMA

Nos encontramos en el día 16 de diciembre, hace mucho frio, en apenas 15 km. las montañas que rodean la Plana Baixa, se encuentran nevadas.
En Moncofa, la temperatura oscila alrededor de los 2º C., hay que abrigarse bién, para salir a pasear un rato.
Como siempre me hago mi itinerario, hoy toca ir a ver los daños que ha hecho el mar en el la pasada jornada.
Salgo de mi casa sobre las ocho de la mañana, cubierto como si me fuera a Siberia, el frio por estas latitudes se siente mucho más ya que le acompaña la humedad exitente, por la proximidad del mar.
Paso por la estátua del Rey Joume I, a unos dís del nuevo aniversario de la carta pobla y la saludo como siempre.
Me dirijo por la Avda. Avelí Corma hacia el Chavarro, aunque ya no exista, pero siempre dicha zona será "el Xavarro", antes de llegar me desplazo para ver como tengo la plantas de mi jardín, algunas macetas están tumbadas por el viento de los últimos días, lo arreglo todo, y me voy por la calle Canarias hacia el paseo marítimo.
Antes de llegar a lo lejos ya veo que la acera está cubierta de piedras y la Avda. Mare Nostrum, con piedras y arema (síntoma de que el mar ha llegado hasta allí)
Cuando llego a la altura del paseo marítimo observo que casi no existe, en ciertos tramos está completamente cubierto por las piedras del mar. ¡Qué barbaridad!
Hay que ver la cantidad de toneladas de piedras que ha desplazado el mar, y los daños sufridos en algunas marquesinas de las edificaciones de la primera línea.
Los daños son cuantiosos, seria horroroso ver el mar en el dia de ayer, lo enfurecido que estaría, para sedimentar tan gran cantidad
de piedras, las olas decian que pasaban de los cuatro metros de altura.

Si fuésemos supersticiosos, podríamos decir aquellode que,
"habrá sido una venganza por haberle privado al mar, de la
compañía de (los últimos derribos), el Chavarro y el Pinche".
Estamos acostumbrados a que todos los años por estas fechas nuestro Mediterráneo nos sorprenda, con una de sus rabietas, como si quisiera decirnos, ¡ojo que aquí estoy yo!
Recorro sus orillas y veo su rompeolas, cuyas aguas se quedan mansas en sus playas ahora de piedra, hace un rato que ha amanecido y el sol pelea entre las nuebes para hacerse su espacio en el cielo.
Despúes de la tempestat, llega la calma y entonces se ven sus consecuencias, en ésta ocasión desastrosas, pero aún podemos dar gracias, en otras ocasiones ha sido peor.

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