17 de diciembre de 2009

UN DÍA DE DESILUSIÓN Y AÑORANZA

Continuo mi ruta del 16 de diciembre, dejo el paseo marítimo y llego al Campoy, de allí diviso una vista aunque en algunas ocasiones imaginada, ahora real, ya no están ni el Chavarro, ni el Pinche.
Como si la tierra se los hubiese tragado.
No ha sido la tierra ha sido la mano del hombre y la Ley de Costas como escusa.
Es desolador ver la imagen en nuestra mente con las dos edificiaciones y en realidad ahora, sin ellas.
Me adentro al mar sorteando los huecos de las piedras de la escollera, y si hace unos dias tomaba una foto de dicho lugar, hoy la vuelvo a tomar con otro paisaje totalmente diferente.
Ahora hay un islote de tres casitas rodeado de tierra sembrada de rencor, desilusión y añoranza y en algún caso hasta con rabia.
Los huecos se hacen notar y la vista hoy es una, la de ayer otra y dentro de unos meses, será totalmente diferente, por las obras que van a realizarse dicen que para la mejora de dicha plaza para el disfrute de todos.
Ante la modernidad parece que debemos cambiar, para quedarnos igual, cada temporada se hacen nuevos proyectos y lo que ahora está bien, luego pasará al olvido, y se volverá a modificar, pero así es la vida.
Solamente desearles a los políticos que lo que van ha realizar, que lo hagan bien, porque el dinero sale de nuestro bolsillo y no hay que hacer las cosas por hacerlas, sino porque se deben hacer, por y para el beneficio colectivo y no en particular de cuatro.
Dejo a mis espaldas el mar, con sus consecuéncias, daños y avisos, continuando mi camino hacia mi casa en donde me espera una que muy bien mericida ducha, no sin antes pasar por la ermita de Sta. Mª Magdalena, de gran tradicion y devoción entre los oriundos de la población y también entre muchos veranantes que nos visitan a lo largo de muchos años.
Parece que cada vez haga más frio, voy caminando bastante rápido hacia el pueblo, y debo pasar por el horno de Esperanza, en el callejón, en donde compraré una barra de pan y a lo mejor "uns pastisets de boniato".
Paso de nuevo por delante de Joumet, lo saludo con mi bastón, y me dirijo a mi casa, voy aprisa que hace bastante frio, veo en el baner de la Caja Rural en la plaza que estamos a siete grados, pero ojo también me dicen que va unos grados por encima.
Ya casi estamos en navidad, pronto cogeremos las vacaciones, e intentaremos descansar un poco de los difíciles y ajetreados dias de los exámenes de la primera evaluación.

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